sábado, 21 de febrero de 2015

Lo que queda del día

Está desangelada, tanto, como esa enagua pasada de moda que ella  luce como si se tratase de un vestido de alta costura pegado a su cuerpo. Así que comienza  una y otra vez su paseo por el espacio que marcan las horas. Lo que ella llama  paréntesis del tiempo. Así hasta veinticuatro y vuelta a empezar. Sus  horas  ya no son infinitas. Nunca lo habían sido pero ella  siempre tuvo la certeza de que sí lo iban a ser. Infinitas como el universo.

jueves, 30 de enero de 2014

Vida perra


Teléfono: Ring, ring, ring…
Yo: ¿siiii?
Alguien al otro lado- Feliz cumpleaños
Yo: graaaacias
Alguien al otro lado: y qué? Como lo llevas?
Yo: pues aquí, ya ves, uno más.
Alguien al otro lado: Bueno mujer, peor sería no cumplirlos.
Yo: yaaaa….
Alguien al otro lado: cuantos cumples?
Yo: unos cuantos…
Alguien al otro lado: Y qué vas  a hacer?
Yo: naaaadaa
Alguien al otro lado: bueno pues  nada.
Yo: vaaale…
Alguien al otro lado: adiós
Yo: adiós

Teléfono: ring, ring, ring

Teléfono: ring, ring, ring

Teléfono: ring, ring, ring

Teléfono: ring, ring, ring

Teléfono: ring, ring, ring

Yo: Hada, ven aquí que me voy a hacer una foto contigo.



sábado, 21 de diciembre de 2013

Regalos de Navidad









Sin esperar, como siempre, nada a cambio, que es lo bueno que tiene regalar,  paso a detallarte los regalos que para Navidad  te envío este año.


La luna envuelta en papel decorado con  estrellas..El calor tibio del sol de invierno metido en un termo. El clin clin y no chin chin del sonido de un brindis. Un beso congelado en un cubito de hielo. Una herencia de inolvidables recuerdos. ¿Qué te parece el nudo de un abrazo de terciopelo para envolverlos?.
Como cada año te envío también  el paisaje que ven mis ojos ahora mismo: El mar confundido con la noche y las luces parpadeantes de unos faros que indican a los barcos por donde tienen que navegar.

Sin más se despide de ti,

Candela

martes, 17 de septiembre de 2013

Últimos días de verano


Las noches han rebajado su temperatura y son frescas como la menta  pero el día sigue cálido como esa rebeca que a veces simplemente te echas por los hombros y te reconforta. Ahora espero los atardeceres más bonitos del año. Esos que siguen sorprendiéndome a través de la ventana orientada  al sur de mi casa. Una paleta de amarillos, naranjas, violetas,  fucsias y azul noche se mezclan con el horizonte marino que observo cada día  alrededor de las ocho de la tarde. Me fascina. Es el  adiós  al verano confundido con la llegada del otoño que se cuela en plan zorrito como quien no quiere la cosa. Más tarde llegará el invierno de zapatillas calentitas y de vistazos al cielo para comprobar que llueve otra vez y otra vez y que parece que nunca termina. Sin embargo la primavera es la única estación del año a la que doy la bienvenida y eso que de ella sólo me gusta que traiga de nuevo flores a mi terraza.
En estos últimos días de verano, mi padre ha cumplido 81 años. Ayer vino a mi casa y me emocionó cuando me preguntó como funcionaba esto del ordenador para escribirle una carta a su nieta  que ha cruzado el Atlántico para buscar trabajo. Así que se puso las gafas y utilizando solamente dos dedos,  como hizo durante más de cuarenta años en el Banco Hispano Americano, escribió la misiva.
-¿Y ahora qué?
- Mira papá, pones esa flechita aquí y le das a esta tecla.

“Su mensaje ha sido enviado correctamente”.

miércoles, 30 de enero de 2013

Ritual


En este dos mil trece me asomo
a la ventana del treinta de enero

para cumplir, por si acaso, un año más

antes de que llegue febrero.

Y así, año tras año, como quien no quiere la cosa 
acudo a esta cita anual 
arregladita y presurosa.

martes, 11 de septiembre de 2012

Regalo para papá que hoy cumple ochenta años






Mi padre  a sus ochenta años

El 1 de enero 1949 un yate noruego que había salido de Vigo, con 15 personas a bordo se hundió en la costa de Bayona. Sólo se salvó una niña de once años que un marinero del barco consiguió llevar a tierra hundiéndose él después en el mar arrastrado por una ola.
 Unos días después del trágico suceso mi abuela Lola apareció con un perro en casa. Contó que la había seguido desde el puerto. El perro fue recibido con gran algarabía por los siete hijos de mis abuelos y allí se quedó  para siempre. Le llamaron Moro y cuando murió le enterraron en el jardín de la casa familiar que todavía existe.
El perro era precioso, lanudo, de color azabache, esbelto y se le veía muy bien cuidado por lo que todos se preguntaban  quien sería su dueño. Nadie lo reclamó.  Así que comenzaron a especular sobre su procedencia y dada su afición al mar, le encantaba saltar desde lo alto del muelle del puerto al agua, llegaron a la conclusión de que aquel perro iba en el yate que  había naufragado. Mi padre siempre sostuvo que aquella historia había salido de su tía Amanda  que era argentina y que tenía mucha imaginación. Pero la historia de Moro se fue repitiendo hasta hoy. Así que a todos nos ha dado igual que fuese cierta o no.
Hace poco la televisión en Galicia hizo un reportaje sobre naufragios en el que se recordó el del yate de Bayona de 1949. Consiguieron localizar a la niña  que hoy tiene 84 años. Recordó como vivió aquel episodio y en un momento determinado de la entrevista comentó: “Sí: murieron mis padres, mis dos hermanos... En total catorce personas... y nuestro perro".

sábado, 8 de septiembre de 2012

Gabriel y Alejandro

                                       
                                         Alejandro Obregón


Revisando papeles me  topé con una vieja carpeta  que no recordaba. Al abrirla me  encontré con todos los artículos que Gabriel García Márquez escribió para El País entre los años 1982 y 1983 y que yo, entonces, había ido coleccionando. Han pasado treinta años y realmente es una  suerte  no haberlos perdido tras mis muchos traslados por distintas ciudades. Así que, hoy,  me pasé parte de la tarde releyéndolos.
Cuenta, García Márquez en uno de ellos,  que cuando se emborrachaba a muerte con su amigo Alejandro Obregón  le pedía siempre que le contara un episodio que había vivido y que después le sirvió a él  para un cuento de ahogados.
Parece ser que hace muchos años un amigo de Obregón le pidió que le ayudara a buscar el cuerpo del patrón de su bote que se había ahogado mientras pescaban sábalos en una ciénaga. Así que recorrieron durante toda la noche el cenagal  hasta que de pronto Obregón lo vio.
Describe García Márquez: “estaba sumergido hasta la coronilla, casi sentado dentro del agua y lo único que flotaba en la superficie eran la hebras errantes de su cabellera. Parecía una medusa, me dijo Obregón. Agarró el mazo de pelos con las dos manos y con su fuerza descomunal de pintor de toros y tempestades, sacó al ahogado entero, con los ojos abiertos, enorme, chorreando lodo de anémonas y mantarrayas, y lo tiró como un sábalo muerto en el fondo del bote”.
“Pintor de toros y tempestades” esa descripción despertó mi curiosidad por el  maestro colombiano. Así que busqué en Internet  su nombre, hasta  ese momento, desconocido para mí.

El artículo titulado “Obregón o la vocación desaforada” fue escrito por Gabriel García Márquez  y  publicado por  El País el miércoles, 20 de octubre de 1982.
Alejandro Obregón está considerado como el mejor pintor contemporáneo de Colombia. .Murió  en 1992.