viernes, 31 de diciembre de 2010


Feliz Año Nuevo a todos-as los que visitan mi blog y a los que no también.

Feliz 2011.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Bye,bye 2010

Adiós 2010. Aquí me tiene, cada trescientos sesenta y cinco días lo mismo.
Yo, despidiéndome y usted en unas horas, a punto de pasar a la historia. Ya está todo escrito y en poco tiempo para recordarle habrá que echar mano de fotografías, periódicos, libros, vídeos…Así es el olvido.
¿Recuerda los cincuenta mil muertos del terremoto de Haití?, ¿y a Miguel Delibes, Labordeta, Saramago, Marcelino Camacho, Berlanga o Enrique Morente?
¿Y la erupción del volcán Eyjafjalla que con sus cenizas paralizó el tránsito aéreo?, ¿y la huelga ilegal de los controladores españoles? Haga memoria, ¿recordará el drama de los mineros chilenos atrapados durante setenta días bajo tierra?
Esto es solamente una pincelada de lo acontecido durante su tiempo. Hay cierta tendencia a olvidar lo malo así que usted, 2010 será probablemente recordado como el año en que la selección española ganó el Mundial de Fútbol.
Adiós 2010.

jueves, 23 de diciembre de 2010

viernes, 10 de diciembre de 2010

A toda pastilla


Hoy cantará aquello que dice, “Como ave precursora de primavera, en Madrid aparece la violetera…”.
Hoy cumple noventa y ocho años y es mi abuela madrileña porque la gallega pasea con los ángeles desde hace tiempo.
Hoy nos invita a todos a su casa y con un poco de suerte, para nosotros, habrá hecho tortillas y croquetas como sólo ella sabe hacerlas.
Hoy, como siempre, se habrá levantado temprano.
Hoy irremediablemente echará la vista atrás.
Hoy hará su brindis que desde hace algunos años es siempre el mismo: “Bueno, pues que lleguemos al año que viene”.

Y será así porque mi abuela va a toda pastilla camino de los cien.

jueves, 9 de diciembre de 2010

La Puerta del Sol


Se trata de una imagen que en un momento formó parte de mi vida. Así tal cual se ve. Hoy ya no existe como tal. La foto me trae a la memoria algún que otro recuerdo de la niñez... No son muchos; la parada del tranvía que acababa en la Puerta del Sol y los paseos vespertinos, de la mano de mi madre, para pegar la nariz en el cristal de los escaparates de las jugueterías de la calle del Príncipe. Paseos que acababan en una visita al Banco Hispano Americano donde trabajaba mi padre.
Los recuerdos de La Cabalgata de Reyes también están unidos a esta imagen. Ahí es donde veíamos pasar las carrozas. Un año, después de la cabalgata, mis padres me llevaron al cine reponían “Tarzán y su hijo”. Esa noche los reyes me dejaron una muñeca que todavía conservo y que se llama Dulcita.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sin Título


Hablan en voz baja. Juegan al escondite y se refugian en gestos disimulados. Les gusta viajar a lugares secretos que callan. En ocasiones se paran durante mucho tiempo en un punto y aparte. Sé que están latentes pero entre comillas y es que son un tanto reservadas. De vez en cuando, sobran y otras veces son pocas. Esporádicamente habitan en lo recóndito o se escapan con las musas. Algunas queman. Otras son necias. El caso es que ahora les da por ir desnudas y se han hecho de aliento, además de invisibles. Sé que están ahí por eso a veces se escupen y otras se las lleva el viento. Por momentos son sueltas, eternas, envenenadas, dulces, últimas… o divinas como aseguró Valle- Inclán
Ahora me he quedado sin ellas. Me faltan palabras.