La ciudad todavía duerme. Con el segundo café, y las energías renovadas, disparo la cámara desde mi terraza y capturo el último amanecer de este mes de julio. ¡Buenos días Pontevedra!
domingo, 31 de julio de 2011
sábado, 30 de julio de 2011
Lo que queda del día
En el interior quedaban las estancias desnudas solamente decoradas por el paisaje que se colaba a través de las ventanas.
Momentos antes estábamos, las dos, de pié en medio del camino, con ánimo de despedida y sin nadie a quien despedir. Así que vimos marchar la furgoneta cargada con los enseres que se reúnen durante toda una vida hasta que una curva nos impidió seguir observando. Nos miramos y mi hermana se santiguó. Fue un gesto instintivo no sin cierta dosis de pánico. A mi me pareció que quedábamos como un poco desvalidas. Tuve la sensación que el estrecho camino se ensanchaba y que la casa se agrandaba por momentos.
-No puedo ni con mi alma-
-ni yo -
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