sábado, 21 de febrero de 2015

Lo que queda del día

Está desangelada, tanto, como esa enagua pasada de moda que ella  luce como si se tratase de un vestido de alta costura pegado a su cuerpo. Así que comienza  una y otra vez su paseo por el espacio que marcan las horas. Lo que ella llama  paréntesis del tiempo. Así hasta veinticuatro y vuelta a empezar. Sus  horas  ya no son infinitas. Nunca lo habían sido pero ella  siempre tuvo la certeza de que sí lo iban a ser. Infinitas como el universo.