martes, 23 de diciembre de 2008

Mantecadas con Cola-Cao


Recuerdo que cuando era niña, por estas fechas,se me hacían interminables los días.
Desde el soniquete del sorteo de "El Gordo" que nos despertaba a través de la radio hasta la "Nochebuena" el tiempo se me hacía infinito. De ese tiempo recuerdo los desayunos al calor de la cocina de leña que se encendía con piñas que comprábamos en la tienda del barrio. Por una peseta te daban cuatro.
Tal día como hoy en 1960 , mi madre ya había comprado todos los dulces de Navidad. Entre ellos, mantecadas de Astorga que por entonces envasaban en cajas de madera .
Los cantarines Niños de San Ildefonso y el sabor de aquellas mantecadas con Cola-Cao vienen siempre a mi memoria por estas fechas. También las tardes de radio con "Matilde, Perico y Periquín" y Don Tomás, el abuelo, de unos amigos que murió siendo todavía yo una niña.
La próximidad del nuevo año llegaba a los vecinos de la escalera de mano de Don Tomás que regalaba siempre el calendario que traía de su trabajo en Faro de Vigo. De su casa recuerdo su gran gato negro y pasar a ver todos los años el árbol de Navidad que me parecía enorme. De aquellas visitas a su casa lo que más me gustaba era extasiarme viendo caer la nieve sobre un pueblo encerrado en una bola de cristal que ya quisiera haber tenido el mismísimo "Ciudadano Kane".


1 comentario:

condado dijo...

Despues la fiesta, ir de un piso a otro, formar coros, el champán rosado, la ventana de la cocina encuadrando luces, montes pelados y otras fiestas, el cristal a través del que ves reflejando el interior de la casa...