
Alejandro Obregón
Revisando papeles me
topé con una vieja carpeta que no
recordaba. Al abrirla me encontré con
todos los artículos que Gabriel García Márquez escribió para El País entre los
años 1982 y 1983 y que yo, entonces, había ido coleccionando. Han pasado treinta años y
realmente es una suerte no haberlos perdido tras mis muchos traslados
por distintas ciudades. Así que, hoy, me pasé parte de la tarde releyéndolos.
Cuenta, García Márquez en uno de ellos, que cuando se emborrachaba a muerte
con su amigo Alejandro Obregón le pedía
siempre que le contara un episodio que había vivido y que después le sirvió a
él para un cuento de ahogados.
Parece ser que hace muchos años un amigo de Obregón le pidió
que le ayudara a buscar el cuerpo del patrón de su bote que se había ahogado
mientras pescaban sábalos en una ciénaga. Así que recorrieron durante toda la
noche el cenagal hasta que de pronto
Obregón lo vio.
Describe García Márquez: “estaba sumergido hasta la
coronilla, casi sentado dentro del agua y lo único que flotaba en la superficie
eran la hebras errantes de su cabellera. Parecía una medusa, me dijo Obregón.
Agarró el mazo de pelos con las dos manos y con su fuerza descomunal de pintor
de toros y tempestades, sacó al ahogado entero, con los ojos abiertos, enorme,
chorreando lodo de anémonas y mantarrayas, y lo tiró como un sábalo muerto en
el fondo del bote”.
“Pintor de toros y tempestades” esa descripción despertó mi
curiosidad por el maestro colombiano. Así
que busqué en Internet su nombre, hasta ese momento, desconocido para mí.
El artículo titulado “Obregón o la vocación desaforada” fue escrito por Gabriel García Márquez y publicado por El País el miércoles, 20 de octubre de 1982.
Alejandro Obregón está
considerado como el mejor pintor contemporáneo de Colombia. .Murió en 1992.
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