martes, 11 de septiembre de 2012

Regalo para papá que hoy cumple ochenta años






Mi padre  a sus ochenta años

El 1 de enero 1949 un yate noruego que había salido de Vigo, con 15 personas a bordo se hundió en la costa de Bayona. Sólo se salvó una niña de once años que un marinero del barco consiguió llevar a tierra hundiéndose él después en el mar arrastrado por una ola.
 Unos días después del trágico suceso mi abuela Lola apareció con un perro en casa. Contó que la había seguido desde el puerto. El perro fue recibido con gran algarabía por los siete hijos de mis abuelos y allí se quedó  para siempre. Le llamaron Moro y cuando murió le enterraron en el jardín de la casa familiar que todavía existe.
El perro era precioso, lanudo, de color azabache, esbelto y se le veía muy bien cuidado por lo que todos se preguntaban  quien sería su dueño. Nadie lo reclamó.  Así que comenzaron a especular sobre su procedencia y dada su afición al mar, le encantaba saltar desde lo alto del muelle del puerto al agua, llegaron a la conclusión de que aquel perro iba en el yate que  había naufragado. Mi padre siempre sostuvo que aquella historia había salido de su tía Amanda  que era argentina y que tenía mucha imaginación. Pero la historia de Moro se fue repitiendo hasta hoy. Así que a todos nos ha dado igual que fuese cierta o no.
Hace poco la televisión en Galicia hizo un reportaje sobre naufragios en el que se recordó el del yate de Bayona de 1949. Consiguieron localizar a la niña  que hoy tiene 84 años. Recordó como vivió aquel episodio y en un momento determinado de la entrevista comentó: “Sí: murieron mis padres, mis dos hermanos... En total catorce personas... y nuestro perro".

3 comentarios:

Unknown dijo...

guapo !
vivan las tradiciones orales...

Unknown dijo...

Bravo!

m'agraden les tradicions orals...

Unknown dijo...

guapo !
vivan las tradiciones orales...