sábado, 14 de marzo de 2009

Rojo



Me acoge y me acomoda hacia delante y hacia atrás y es que el amor es rojo.
Rojo es el color de las pasiones y la mía ha tardado siete años. Claro que ese color también es el tono de lo prohibido pero como pago yo no le queda más remedio que obedecer. Aun así ando a tientas, a modiño porque quiero conservarlo y tenerlo siempre apunto para cuando me apetezca subirme a él. Todavía no nos entendemos bien porque es norteamericano. Su nombre suena como el de ese actor, Cruise pero lleva una “ r “ al final. O sea, Cruiser. Es un piel roja auténtico procede de una buena familia los Chrysler de toda la vida. Claro que todavía no estoy enamorada sólo lleva conmigo unas horas.
¡Tengo coche nuevo!


La pintura es de Walasse Ting

2 comentarios:

Gato Negro dijo...

El roce hace el cariño... o algo así.

Maria la Portuguesa dijo...

Te has ligado a un yanqui rojo! sólo tú encontrarías una aguja en un pajar…

Estoy en la playa. En un lugar entre Ayamonte y Vila Real de Santo Antonio, donde pasé vacaciones muy felices y adonde no había vuelto. Por la tarde, nada más llegar, bajo sola por las calles desiertas, empedradas y empinadas de este pueblo blanco con un nombre tan pequeño. Voy sin prisas, sin reloj, sin móvil, sin agenda…recordando bajito los versos amados…Y me sorprende la violencia de los latidos de mi corazón cuando me reconozco en todo lo que encuentro: mi zaguán, mi balcón, mi plazoleta…Es como si, de repente, me hicieran guiños tiernos desde todas las esquinas. Llego a la playa entre la alegría y la agonía. Y me quedo allí tanto tiempo que al final me parece que ahora es el mar el que me reconoce a mí, imagino que sonríe y todo es calma.

En fin amiga, que vuelvo nueva - aunque con coche viejo - a las prisas, el reloj, el móvil y su agenda.