martes, 28 de abril de 2009

...Que veinte años no es nada...




Hay ciertos vínculos que nos unen a las personas de por vida. Son lazos de raso fáciles de desatar. Solamente hay que tirar de una de las puntas para que se deslicen los recuerdos y aparezcan las imágenes que guardábamos en la memoria.
En Extremadura, donde viví hace más de veinte años, o sea ayer, se quedó una parte de mi vida que acabo de recuperar. “Volver…”, como dice el tango, “con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien”.
Así que, después de conducir durante ochocientos kilómetros, apareció el paisaje extremeño y se rellenó de jaras en flor, de amigos, evocación y querencias. Han sido días inesquecibles que es la traducción al gallego de “inolvidables” y que utilizo porque me parece que subraya más el sentimiento que yo tengo por todo lo que no se desvanece con el paso del tiempo.
En esa tierra extremeña, concretamente en Plasencia, durante un instante se me encogió el corazón. Fue cuando paseaba por las calles del entorno de la catedral y busqué con la mirada a Lúa, mi perra muerta hace catorce años, y que me acompañó durante todo el tiempo en que viví en esa ciudad. Fue una milésima de segundo. Su imagen impresa en mi fantasía correteaba por una pequeña plaza que olía al azahar de los naranjos en flor.

5 comentarios:

condado dijo...

Que bueno, llegar y sentirte en casa despues de tanto tiempo, es mi sensación preferida, eso es saudade cumplida

Gato Negro dijo...

Desvía tu atención al presente y al futuro y canta: "Volveré".

Unknown dijo...

Supongo que te han llegado los mismos ecos que a mí de que el encuentro resultó inesquecible para todos. Y alguna foto imposible tomada a horas bien canallas.Venga, a preparar la segunda edición.

Besos prendidos con lazos de raso

Jose Antonio Lagar dijo...

Seguramente Lua vive ahora paseando entre las calles de Plasencia en las que tanto le gustaba perderse, seguramente la acompaña Jara, aquella perrita extremeña que encontramos en una carretera -entre las jaras- en una de nuestras innumerables correrías por el verde paisaje de la Extremadura del Norte.
Seguramente tienes Extremadura perdida en la mirada y esta vez mi flacucha, tras 20 años, aprendiste que Extremadura no es sólo el Norte o el Sur, sino la pasta de que está hecho el corazón de sus hombres y mujeres lo que la hace tan especial.
Un beso extremeño desde Badajó y no olvides cuanto quiero a mi familia gallega, así pasen mil años...

Fernando dijo...

A mi también se me encogió el corazon cuando hace 22 años y teniendo a Lúa a mi cargo, de repente, en la plazita de Ansano, salió disparada por esa calleja estrecha que comunica con mi calle, la de Trujillo....Corrí tras ella pero fué más rápida que un rayo y no había forma de encontrarla. La busqué por los juzgados, por las catedrales, por la plaza de abastos.... Cerca de media hora buscándola y nada. Llegué a la conclusión de que era una perrita muy traviesa y lista (saldría detrás de algún gato, a saber) y que quizá habría regresado a la puerta de su casa. Y allí estaba, moviendo su colita, dispuesta a seguir jugando.